Estimados Pucheritos:
Aunque Cataman no quería que una de sus nuevas y desinteresadas hazañas no se filtraran al público general, como cronista oficial del mismo, y ante la insistencia de un público ávido de aventuras, me veo en la obligación de contar tamaña gesta con pelos y señales.
Era una calurosa noche del pasado mes de Julio, cuando ya Cataman se encontraba sumido en un profundo sueño en su lejano hogar, cuando de repente, en esta ocasión es su super-oido el que le avisa de que algo terrible estaba sucediendo.
Al grito de ¡¡Fuego!! y con una supercarrera, en donde no le importó el peligro que corrió en la bajada y subida de escaleras, se encontro en medio de unas terribles llamas provocadas por una ardiente freidora de más de 20 años (había salido mu buena, como más tarde le contaron sus agradecidas vecinas). Sin pensarselo ni un segundo se internó en la llameante cocina, donde la temperatura empezaba a ser muy elevada y donde el espeso humo no dejaba ya ni vislumbrar el foco del incendio. Esto no fue obstaculo para su super-visión que detectó rapidamente el lugar exacto donde vació un primer extintor del que se había hecho en su veloz carrera. Pero la virulencia era tal que necesitó un segundo extintor para poder culminar la extinción total.
Fue tal la rapidez con la que exterminó las llamas que cuando llegaron los bomberos, no pudieron más que lamentarse de que quizás, en estos momentos tan difíciles de crisis, y con este superhéroe en nuestra ciudad, pudieran peligrar sus puestos de trabajo.
Sin más, y sin esperar recompensa alguna a su valerosa acción, Cataman, aprovechando la confusión de esos momentos, se fue sigilosamente en su infinita humildad
GRACIAS CATAMAN, CONTIGO TODOS ESTAMOS A SALVO.